jueves, 7 de marzo de 2013

¿Cómo se sentirá tener 21?




Eso me preguntaba quince años atrás cuando mis trenzas largas se posaban entre los pliegues de mi almohada y no podía dormirme imaginando mi futuro. Si me preguntan cuál es mi sueño actual respondo que básicamente pretendo acostarme y levantarme hecha una Emma Watson con un macho como Zac Efron o Jim Sturgess. Hace tiempo atrás mi respuesta hubiera sido bien sencilla, aunque rozando la línea de lo utópico e irrealizable: "Quiero tener 21".

Casi, casi como el título de una película taquillera de Hollywood; no era pretenciosa la pibita. Y hoy mientras me levanto y me veo nuevamente al espejo le respondo a mi alma de niña que así se siente tener veintiuno.

En primer lugar, tengo que estudiar y llenarme de conocimientos mientras me presento a finales y tiemblo como una desquiciada. No soy madre pero dudo que un parto sea peor que el suplicio de la espera eterna. Ni el príncipe azul creo que tarda tanto en llegar. Hace unas semanas atrás, Richi, un amigo, me decía que esperar para rendir en esos pasillos que se convierten en fuentes claustrofóbicas por excelencia, era como transformarse en un astronauta. Encierro total. Desesperación por no saber cuánto tiempo más vas a llevar ahí. Y finalmente, la sensación de que el mundo sigue girando y a vos te importa un mismísimo carajo el mundo. Podría venirse el fin del mundo tranquilamente. Es más, nos haría un favor para zafar de la mesa de exámen.

En segundo lugar, aprender a vivir sola con dos amigas. ¿Sola o con dos amigas? Me refiero a  aprender a vivir con amigas pero a convivir conmigo misma, sin la presencia paternal que te hace las cosas un poquito más sencillas. Mis perros tienen mayor capacidad de susbsistencia que yo. No sé cocinar aunque soy buena para limpiar porque en otra vida, en vez de ser la Reina Isabel I, hija de la mismísima Ana Bolena, fui mucama. De algún castillo de época ornamentado con todos los lujos, eso sí. Pero me la pasé baldeando las escaleras de mármol mientras era la amante de Felipe I de Castilla. O quizás era Cenicienta, quién sabe.

En tercer lugar, sufrir cual Penélope mientras espera el regreso de su marido durante veinte largos años. Bueno, tanto así no se sufre pero esperar, se espera. Ahogo mi llanto en los temas pedorros de One Direction, Shakira en sus años de juventud y David Bisbal, mientras me baño con la puerta abierta y me asomo cada 2 minutos sincronizados para corroborar que ningún fantasma esté esperándome al voltear la cortina. Quiero creer que la racha de hombres que no valen la pena se aleja después de los veinte. Conozco mujeres que ya están pensando en casarse. ¿CASARSE?!! Sos muy lindo pero primero afiancemos nuestra relación, querido granizado de dulce de leche con tramontana.

Ahora, yo le pregunto a esa miniatura de persona que fui (bueno, soy) si le gustaría tener 21 después de todo esto. Dudó un poco pero me respondió con una sonrisa convincente:
-¡Pero si está bueeeeeeeenísimooo!!!!! 


5 comentarios:

Sergio Saenz dijo...

No dejemos que las cosas dejen de sorprendernos. Yo ya pasé los 21 y sigo soñando, viviendo e incluso sufriendo intensamente...para darme cuenta y reafirmar que la vida misma ya es demasiado bella y que cada cosa que nos pasa la hace aun mejor y más divertida, abrazo linda. Sergio

Maldo dijo...

Buenísimo el post!!!!
La sensación de rendir un final es terrible, pero dejame decirte que cuando te recibas, nunca, pero nunca más en la vida vas a volver a sentir ese dolor en el estómago. Es más, a veces, lo vas a extrañar. Saludos!

N dijo...

Ahora a los 18 realmente pienso en el futuro, pero el inmediato por así decirlo. Esto de empezar una etapa nueva tiene eso, como uno no está seguro de lo que vendrá en semanas no se anima a pensar qué pasará en años.

Si algo me gustaría es encontrarme todavía estudiando Letras a los 21, entre un montón de otras cosas... :)

¡Besos Anto! ¡Que estos 21 para vos sigan estando bueníiiiiiisimos!

Ivianella dijo...

Ya se a que atenerme entonces. Este año se vienen los 21, ya me estoy haciendo la idea. Ojala me pegue tan bien como a vos.
Y lo de los finales, creo que nunca la pase tan mal y nerviosa, como el otro día en un oral de inglés, mientras la profesoras bajaban con las listas y tenías que esperar que dijese tu nombre. Así desde las 8.30 hasta las 11 casi, que me llamaron. Terrorífico fue, me tamblaban las piernas. Y ahora no queda más que esperar.

Un beso Anto y abrazo a esos 21 recién estrenados! :)

Anónimo dijo...

JAJJAJAJAJ.- tener 21 para mi fue seguir en la U, aguantar a mis viejos y hacer todo lo q ellos decian porq aun les "pertenecia" jejejje, y bueno salir d evez en cuando y punto final.....creo que la verdadera vida empieza cuando estas sola en el mundo y empiezan los problemas de la vida....

un beso buen post flaca!