miércoles, 16 de octubre de 2013

Puntos de vista



A los 5 años recibí un regalo muy particular: un par de binoculares amarillos. Mi papá me los había obsequiado mientras yo me impacientaba en una larga cola de espera, antes de que por fin se abrieran las puertas y se corrieran las cortinas de una obra de teatro. Todavía me cuesta distinguir si me los dio porque desde su rol de padre ya percibía como un sexto sentido mi futura ceguera; si, en cambio, fue porque me veía demasiado diminuta entre tanta manada de gente, o si me los regaló simplemente por regalar, como esos padres que acceden a comprarle a sus hijos vinchas con brillantina, remeras que al primer lavado se vuelven tamaño xxs o demases ridiculeces.

La cuestión es que eran binoculares. Y amarillos. Conclusión: no eran cualquier cosa. En un primer momento me pareció un artilugio muy poco útil y, por qué no, raro. Había que apoyarlos sobre la nariz y mientras uno divisaba un punto fijo a la distancia, con la mano se debía girar una pequeña tuerca para ir acercando el cristal. No eran nada de otro mundo, aunque me gustaron por ser especiales y me acostumbré a usarlos. Pasé casi toda la obra de teatro girando la tuerca. Además, tenían una cuerda para llevarlos colgados en el cuello así que decidí que a partir de ese momento inauguraba en mi vida una época de niña exploradora y de "cambio de dimensión". Por esos anteojos truchos podía ver la realidad de otra manera, más próxima, más al alcance de la mano, más profunda, incluso. 

Me instalaba en la ventana mientras el aumento del cristal me brindaba detalles, me regalaba escenas que a la distancia no podría haber descubierto jamás. La mujer Maravilla era un poroto, yo era una superheroína con mi arma mortal, una Atenea cualquiera, una Hera digna de Zeus. Con qué poco se conforma uno cuando es chico... hoy miro esa cosa de plástico y me agarran ataques de risa. Porque sí, aunque no puedan creerlo, todavía los guardo en el cajón. Están ahí como nuevos, como si nunca hubieran sufrido el paso del tiempo, tal como los vi el día en que el señor de las porquerías del teatro me los dio mientras le colgaban cinco docenas más como el mío. (Dudo que alguien más le haya comprado. Attenti: no son un buen negocio.)

Estos cambios que hoy transito están representados en esos binoculares amarillos. Significan el punto de inflexión que necesitaba para darme cuenta que mirar todo desde un mismo lugar no me ayuda a crecer. Resulta fácil y cómodo permanecer en una burbuja que nos ataja del contexto, pero ¿es sano? ¿Cuánto más podemos seguir mirando todo lo que nos rodea con los mismos ojos de siempre, sin ningún ánimo de cambiar de perspectiva? Además, seamos sinceros, ¿no termina siendo aburrido mirar siempre desde un mismo punto de vista?

Por eso, decidí hacer acto de apertura a una nueva etapa. Con panoramas que varían, con ópticas que no siempre son iguales. Y que tampoco tienen por qué serlo... ahí está la aventura de andar con unos buenos binoculares: cambiar de perspectiva sin olvidar de disfrutar del paisaje.



2 comentarios:

- dijo...

Me gusta la gente que piensa en los cambios como algo positivo, que no teme a los nuevos comienzos porque confían en que todo saldrá bien.
Me gustan, porque envidio esa forma de ver la vida.
Quizá yo también necesite unos binoculares amarillos con los que cambiar mi forma de ver el mundo.

<3

Melodie_Happiness dijo...

Hola, muy buenas tardes amiga Antonella (bonito nombre, italiano ¿verdad?).

Estoy totalmente de acuerdo con lo que quieres trasmitir con esta entrada. Soy partidaria del cambio, siempre para bien, y de abarcar nuevas fronteras y objetivos. No es bueno estancarse, la rutina puede matar de cansancio e inducir a la depresión. Así que, ¡olé tus ovarios! Te doy mi enhorabuena por el paso que has decidido tomar, y ojalá te salga bien.
Ya sabes que aquí tienes a una nueva lectora y a una bloggera para lo que necesites; puedes contar con mis escasos conocimientos de la vida.

Antes de marcharme, si me lo permites, me encantaría compartir contigo mi blog de literatura optimista "Positiva Dimensión" y de "Tomb Raider Spain", quizás te aporten cosas constructivas; puedes acceder a ellas haciendo clic en mi nombre de usuaria, pero aquí te dejo la dirección por si las moscas:
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Un cordial saludo desde el Sur de España, y muchísima suerte en todo lo que hagas. Recuerdo que hay objetivos imposibles, sino mentes perezosas. Espero que pronto nos deslumbres con una nueva entrada.

Fdo: M.