miércoles, 11 de septiembre de 2013

Crónica de un alquiler no anunciado

"Contra toda la opresión que significa vivir en estas cajas de zapatos, existe una salida, una vía de escape, ilegal, como todas las vías de escape, en clara contravención contra el código de planeación urbana se abren unas minúsculas e irregulares e irresponsables ventanas que permiten que unos milagrosos rayos de luz iluminen la oscuridad en la que vivimos." Medianeras (2010)



Quienes tengan que convivir a diario con la insoslayable situación de inquilino-locatario-ocupante-arrendatario, sabrán entender mi situación. Otros que quizás tengan la suerte de gozar de realidades diferentes, espero que, al menos, se conmuevan ante mi inminente desgracia. 

En estos días llegué a la conclusión de que las inmobiliarias son como un caldo de depósitos, administraciones varias, sellados, papeles y pérdidas de tiempo, y más tiempo. En síntesis: Las inmobiliarias son una eterna burocracia. Sí, es verdad, no descubrí la pólvora ni mucho menos. Probablemente me estén gritando desde las tribunas 'Chocolate por la noticia, nena!', pero necesitaba expresar mi sentimiento de desazón aunque esté repitiendo algo que muchos (o todos) ya sabemos.

Como si no fuera angustiosa toda la escena de mudarse, de guardar cosas, de acomodar... en fin, toda la parafernalia que se conoce en el ámbito de la gente nómada, uno tiene que ir a clases de yoga ashtanga para intentar no morir en el intento de superar un trámite de alquiler. Hay que pagar para entrar y pagar para salir. Si encontrás un lugar decente (véase que en el término "decente" no está incluida la ausencia de ruidos urbanos al mejor estilo frenada de colectivo), con un monto que alcance para pagar también las provisiones del mes, empezá a agradecer desde ahora a los dioses griegos que te amparan desde vaya a saber dónde. Sos un afortunado. Mientras tanto, la gente común sigue buscando donde poder vivir, tratando de evitar en lo posible algún banquito de plaza. 

El importe para ingresar a un alquiler es alto. Conseguir las garantías y muchos etcéteras, es sólo para personas con virtudes de mucha paciencia. El contrato, en general, es por dos años. El segundo, aumenta el precio. A ese número a pagar hay que sumarle las expensas, en caso de ser un departamento. Pero, como si fuera poco habitar en un pedazo de cuatro paredes con pequeñas ventanas para respirar aire (im)puro, los servicios extra-inmobiliarios tienen también su costo. Agua, gas y luz, así como también la tasa general de impuestos (T.G.I.), cable o wifi, si es que se tiene y no se lo considera un lujo, suman más dilemas al asunto.
Casi, casi ganaste el quini 6 si no dormís con el colchón en el piso y tenés algún televisor para apalear la soledad. Si sos propietario de una maquinaria encargada de conservar los alimentos frescos, llamada heladera, ya está: considerate un semi-dios.

Ahora bien. Si la mancha de humedad que te tuvo un mes con el plomero adentro del baño vuelve a aparecer, si el vecino del tercero es insoportable, insufrible y muchos in- más, si estás cansado de llevarte puesto los muebles a falta de espacio, es hora de levantar campamento, rescindir el contrato e ir en busca de algo mejor. Toda una aventura. El problema en este momento consiste en: 1) avisar con un mes como mínimo de anticipación que te vas de tan grato hogar, 2) rescindir el contrato en caso de irte antes de cumplir los dos años pactados de alquiler, 3) pagar por rescindir, 4) conseguir pintor, 5) entregar el departamento pintado y en condiciones, 6) levantar tus cachivaches y divisar otro lugar a donde poder alojarte, 7) que ese lugar valga la pena. Como si fuera poquísimo, uno es estudiante e intenta llevar una vida además de pagar el alquiler.

"Por eso estoy acá, con mi vida desordenada en 27 cajas de cartón, sentada sobre 12 metros de burbujas para explotar, antes de que la que explote sea yo." 


4 comentarios:

brasileño boludo =) dijo...

Como me encanta sus textos Anto, los detalles siempre llevanos a viajar con vos ayudandote con sus cajas. Un beso grande!

Manuel Lunari dijo...

Mudarse es un viaje de esos que todos odiamos pero necesitamos. Mi abuela amaba mudarse y al día de la fecha se mudo mas de 6 veces y si de ella depende lo vuelve a hacer. Hay gente pa' todo

Limalimón dijo...

Anto, que edad tenés? Sin dudas, irte a vivir sola es todo un cambio.
A mi me produció estress el hecho de recorrer departamentos con el que me queria vender TODOS los departamentos. Depués poniendome a pensar en expensas y demás, terminé de autoaniquilarme y pensar: no me quedan ni dos pesos para comprarme un alfajor. O como, o tengo un departamento. Es DEMASIADO gasto.
Ojalá, enceuntres un lugar mejor, en el que por lo menos puedas disfrutar de calidez!
Te mando un abrazo enorme y muchos éxitos.

Camila dijo...

Creo que el hecho de la mudanza a todos nos irrita pero esta bueno poder cambiar de lugar. Desde que me muden a mi apartamento buenos aires actual, hace ya unos años no volvi a cambiarme ya que estoy muy a gusto