sábado, 10 de noviembre de 2012

Mister Simpatía


El *Hola-qué-tal* es instantáneo. Ni hablemos del gracias ni del por favor... Si llamo a las cosas por su nombre, estas muletillas de respeto no me faltan nunca.  Ahora, ¿cómo hago para intentar calmar mis nervios  y no caer en la tentación de romper con mis cortesías por un vecino totalmente anti-social, mal educado y reacio a los buenos modales?

Imaginar una situación de esta especie no nos resulta demasiado complicado. A menudo solemos cruzarnos con gente que pronuncia alguna palabra sólo para atropellarnos con su sarta de idioteces y quejas a mansalva. ¿El respeto? Bien, gracias.

Resulta que tengo un vecino re divino que refleja en su rostro algo tan utópico y aburrido como un arcoiris en blanco y negro. El tipo es un pobre infelíz. No me corresponde en lo absoluto hablar de él porque apenas lo conozco pero llegué a un punto en el cual no encuentro ningún tipo de justificación para su manera de obrar. Es apático de la punta de la última cana hasta el dedo gordo que le asoma entre las ojotas. 

Su vida probablemente sea un frasco de mermelada imposible de abrir. Suele pasarme seguido: pruebo darlo vuelta, lo sacudo, giro la tapa con un cuchillo tamaño XL. Nada me da resultado y termino comiendo las galletitas en oferta de los chinos. La comparación un tanto rebuscada sería algo así como conformismo puro. El Mister Simpatía se quedó estancado en la nada a causa de una seguidilla de fracasos que lo terminaron convirtiendo en un ogro malvado de cuentos para chicos. 

Intenté de todo y todo me llevó a lo mismo. Su cara de no-felizcumpleaños es el mejor remedio para mis malestares: Si estoy mal y me lo cruzo, al menos sé que siempre hay algo peor. Probé la sonrisa simpática, la sonrisa tímida, la charla sobre el clima... y nada. El momento envidiable de mi plena existencia es cuando el ascensor (que parece estar pegado al piso séptimo) se detiene e ingresa a mi panorama el Mala Onda. 

¿Cómo es posible no pronunciar palabra alguna? Un sonido, un ruido, un ALGO por favor!! Me indigna no sólo por el hecho que conlleva la falta de respeto dejando bien en claro el interés nulo por el otro, sino también por la pérdida total del interés de todo lo que lo rodea, incluyéndose él mismo.  

Ojalá mi vida nunca esté tan vacía como para negar un saludo, un por favor, un gracias... De esas simplezas se llena el alma.


3 comentarios:

Milu dijo...

Yo lo mando a la mierda, ajajaj. Me gusto tu entrada, osea yo tmb soy así, siempre saludo a todos, el porfavor y gracias nunca están demás :)

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=f2oW7Gtfi8U

Julieta en jumper dijo...

Pobre... andá a saber qué le pasó para ser así. Tratá de que no te ponga de mal humor a vos y bueno, ya se le irá pasando.