miércoles, 21 de noviembre de 2012

Desafíos en liquidación


Estar tomando mates con una agenda sobre la mesa y un calendario que acompaña tan bella y sensible escena mientras intentamos caer en la cuenta de que estamos atravesando los mediados de noviembre para instalarnos en los fines, es una situación que requiere de paciencia, de un digno OM NAMAH SHIVAYA (mantra para meditar) y de libros de autoayuda que siempre encontrás en algún baño de familiar perturbado. 

Este año no hay excepciones para atravesar un diciembre con todos los condimentos, digno acreedor de la mutación quizás más importante que haya tenido. Me quedo en Rosario a cinco horas de Capital, a diez de Mar del Plata y con eso ya me basta. ¿Quieren más? Acompañada de mis íntimas amigas las cajas, con un calor santafesino que agobia, con la mitad de mi familia en un lugar, con la otra mitad en otro, con vacaciones que se basan en  no intentar tirarme por el balcón y la desesperación como punto primordial.

Suele agarrarme la locura de extrañitis crónica con receta de antibióticos y toda la parafernalia. Me encuentro entre la disyuntiva entre volver a casa o quedarme acá. Lo pienso, armo mi bolso y me voy para Santa Fe a curarme con comida rica y mimos de mi mamá. El año que viene esa idea de escape queda al margen total de mis posibilidades. Hacer un viaje "fugaz" a Mar del Plata resulta de novela. 

Todavía intento imaginarme al menos una porción de lo que va a ser. Tendré que aferrarme a seguir madurando, a buscar entre mis cosas la fuerza para soportar la distancia que conllevan las lágrimas del desarraigo, la importancia de los valores para dejar de lado las banalidades, los problemas estúpidos, las palabras vacías, las personas que no ven más allá de su propio ombligo.



2 comentarios:

CHICHA dijo...

Hermoso Anto, pero estoy para vos, mi amor, t quiero mucho, besitos!!!!!!

Ale dijo...

Debe ser difícil, sí, tengo a mi novia que es de España e imaginate eso. Saber que para ver a tu familia y amigos tenés miles y miles de km y mucho dinero que tenés que juntar durante meses para hacerlo. Hay días que no deja de llorar y uno no sabe qué hacer.

Por eso, largá lo que tengas adentro que largar, pero pensá que podés elegir entre todos esos puntos dispares con quién estar. Y disfrutá de quien puedas en su medida :)