(Ni vos esperabas a una loca que andaba suelta por ahí y un día decidió cruzarte, ni yo esperaba tanta paciencia junta con brazos que buscan acompañarme a donde vaya.
Porque mi cara de pocos amigos, mi negación total, mi apatía constante no fueron suficientes para que dieras vuelta la cara y nos olvidáramos por completo. Desconocidos. Extraños. Anónimos.
Mi mundo empezó a tomar forma de verdad cuando me dí cuenta ingenuamente de lo que significabas para mí. Pero, ya ves, la vida no se cansa de sorprendernos. O el destino. O la simple casualidad.
Mi mundo empezó a tomar forma de verdad cuando me dí cuenta ingenuamente de lo que significabas para mí. Pero, ya ves, la vida no se cansa de sorprendernos. O el destino. O la simple casualidad.
Cambiamos conceptos pero seguimos insistiendo en lo mismo: ni yo te buscaba, ni vos me buscabas a mi. Y así es como suceden las realidades más reconfortantes y placenteras. Sin buscarse, sin poseerse pero a sabiendas de que somos uno. Y te quiero y te extraño y te agradezco.
Y mi vida hoy es un arsenal de felicidad...)