-¿Sabías una cosa? Cuando quiero reírme de vos te imagino con vello facial en la boca...
-EH??!!!
-Eso. Que te imagino con bigote.
-Mirá vos... muy interesante. ¿Y no sería más fácil imaginarme en otras situaciones de un nivel de patetismo mucho mayor y reírte un poco más?
-Mmmmm, a ver, como por ejemplo...?
-Como por ejemplo la noche de "Carlitos xxx" en donde me pasé mendigándole amor, cual loca psicótica, colgada de su cuello mientras de fondo sonaba "Yaaaa se acabó el amoorr, todo teeerminóo..."
-Ah, pero sos una boluda bárbara..
El tema de tener un blog llamémosle "público" en donde mucha gente de tu círculo cercano se acerca a pispear (y en el cual escribís momentos bochornosos de tu no-tan desgraciada vida) es todo un dilema. Hay que ajustarse a las necesidades del público(?) y buscar la forma o de cambiar nombres y hacer retoques o de ir al choque y consultar con los damnificados si quieren ser partícipes de la escena del crimen.
La noche de Carlitos xxx es comparable a una pila. Polo negativo: noche traumante que dejó secuelas. Polo positivo: anécdota para contar propensa a terminar en risas y más risas. Ojo que todavía faltaban mencionar mis "Carlitos xxx no te vayas, yo te amo. Carlitos xxx, por favor, no me hagas estoooo..." Me acuerdo y me doy vergüenza. Ahí quedó Anto, llorando como la mejor mientras me consolaban mis amigas, buscando la forma de defenestrar al Carlitos. Cuán patética puede llegar a ser una, increíble.
La cuestión es que este Carlitos triple x sabe que es Carlitos triple x, incluso si lee esto es un 150% consciente de que se trata de él. Mi hermana detectó al instante de quién se trataba. Lo importante es que quedó como una experiencia, como una anécdota más que saco a la luz para despanzarnos de la risa entre amigas, como una imagen mía con un pedazo de pelo en la cara al estilo Guillermo Francella.